
No
estoy hablando de tener un cuerpo de portada de revista. No, me
refiero a un cuerpo saludable, sin dolores, enfermedades, carencias,
etc... Como ya os hablé en posts anteriores, lo principal es
aceptarte y ver que eres perfecto tal y como eres (sobre todo en el
aspecto físico). Esta vez me refiero a algo más profundo, interior,
espiritual y hasta místico.
Nuestro
cuerpo es nuestro templo, nuestro hogar, nuestro mejor amigo.
Veamoslo con un ejemplo, tu cuerpo es tu vehículo a una evolución, a
una mejor existencia, a un despertar o a donde quieras llegar en este
viaje. Pues como todo vehículo necesita de cuidados preventivos;
ajustes, cambios de aceites, rodar con suavidad, una buen
combustible, una limpieza (interior y exterior) regular y adecuada,
etc.

Ve
introduciendo una alimentación mejor, tomandote tu tiempo,
disfrutando de tus alimentos. Muévete un poco, no en plan gym a
tope, adáptate, sal a caminar, da paseos, si te gusta algún deporte
practícalo. Sé consecuente con tus creencias (trata a los demás
como te gustaría que te trataran a ti) y sobretodo regálate
momentos de tranquilidad, quietud y silencio.
Sé
que seguramente todo esto que te he contado ya lo sabes, pero de vez
en cuando es bueno recordarlo. Quien sabe, puede que este sea tu
momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario