La
respuesta corta a esta pregunta es simple, todos. Es uno de sus
encantos. Se adapta a todos, no hace ningún tipo de discriminación.
El yoga se puede practicar desde pequeñitos, incluso mientras
estamos en la barriguita de mamá (yoga para embarazadas), en la
adolecencia, en la flor de la vida y en la madurez. Tampoco hace
falta tener un determinado tipo de cuerpo, no importa ni que te
falten unos kilitos, ni que te sobren.
De
hecho si te hace falta elasticidad, equilibrio o tienes algún tipo
de dolencia o limitación puedes hacer yoga. Hay diferentes niveles y
variantes para cuando estamos empezando o estamos en un nivel
avanzado.
Como
ya os conté en el post anterior son muchos sus beneficios. Nos
sirven y adaptan a cada etapa de nuestra vida. Por ejemplo, mientras
estamos en la niñez o adolescencia nos ayuda con la concentración
para la temporada de exámenes. Cuando entramos en la edad adulta nos
viene genial para eliminar el estrés y las emociones negativas,
aparte de ayudarnos a mantenernos en forma en cuerpo y alma. Y por
supuesto en la flor de la vida y madurez es ideal para ejercitar por
completo el cuerpo, ayudarnos con la postura corporal y conciliar
mejor el sueño.
Las
diferencias que podemos encontrar en la práctica de yoga en las
diferentes edades o niveles son mínimas. En algunos casos, como para
los peques, todo se hace un poco más dinámico, muchas veces también
son sesiones un poco más cortas o se utilizan accesorios.
Cuando
tenemos algún tipo de limitación física, la práctica de yoga se
adapta fácilmente y en muchos casos ayuda para la recuperación de
dicha dolencia.
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