miércoles, 13 de septiembre de 2017

El yoga ha cambiado mi vida.

Sé que en muchos de los posts os he comentado que el yoga me ha cambiado la vida. Pero para los que no me conoceís muy bien, pues tampoco os dice mucho mi cambio. Hoy os contaré mi testimonio.


De pequeña era un trasto y cuenta mi madre que nunca me enfadaba, que siempre estaba feliz, contenta y con una sonrisa (aunque también era de lágrima fácil) Después llega la temida adolescencia con sus mil cambios y se ve que la felicidad y las risas fueron tornándose un poco grises (típico adolescente que piensa que su vida es un dramón).

En fin, vas aprendiendo de tus errores, de tus subidas y bajadas y te vas moldeando. He pasado por infinidad de facetas (como todos) pero en resumen os diré que considero que tuve una infancia feliz y una adolescencia también feliz. Siempre he sido un poco miedosa y se ve que con los años los miedos iban creciendo junto conmigo.

Llegó un momento en el que no salía sola a la calle, porque simplemente no me sentía cómoda y prefería esperar a que alguien me acompañara, de hecho tenía por norma no salir cuando el sol estaba bajo y nunca iba por caminos nuevos o poco transitados. Vamos que era una rarita de cuidado. Y de conducir, ya ni hablemos (tengo que decir que conduzco desde los 18 años) me daba mucho miedo y hasta me dolía la tripa si por alguna cosa tenia que conducir.

Empecé a correr y como no conocía a nadie en mi entorno con quien pudiese ir, decidí ir con mi perro y siempre con la luz del sol y a horarios donde supiera que había gente. Y ahí empezó un poco el cambio; fui cogiendo un poco de confianza conmigo misma y hasta disfrutaba conocer rutas nuevas mientras corría. Sumé el yoga a la ecuación y ya quedaba de vez en cuando con amigas para cenar juntas. Y ya conducía sin tanto rollo, aunque aún me ponía un poco nerviosa.

Después vienen las mudanzas, los sitios nuevos y abandoné temporalmente la práctica de yoga y el running. Y volvieron poco a poco mis rarezas, dejé de salir sola, ya no conducía y los cambios me empezaban a poner de mal humor.

Hasta que un día, decidí coger al toro por los cuernos y tratar de hacerme amiga de mis miedo y ver que no pasaba nada. Con ayuda de mi entorno cercano fui saliendo poco a poco. Conducía un poco más, salía de vez en cuando y hasta llegué a querer hacer cambios importantes en mi vida.

Este año, ha sido el año en el que todo cambió. Con una actitud activa, el yoga (con práctica diaria) y viviendo una filosofía yóguica-budista , soy yo de verdad. He vuelto a ser una niña pequeña, me he aceptado y liberado. Ahora conduzco sin problemas, me voy a lugares desconocidos con gente desconocida, duermo al raso, doy paseos nocturnos y disfruto cada momento de mi vida. No tengo una vida llena de desafíos como cazar dragones o descubrir tesoros, sino más bien tranquila, disfrutando de momentos de silencio y otros momentos de aventuras, pero sobretodo siendo una disfrutona y siempre siempre viendo el lado bueno o positivo de la vida.

Al final la vida son dos días, así que hay que disfrutar y ser felices sin hacer daño a nadie. #SéTuMejorVersión #SéTúMismo

Sat Nam.



 Sígueme también en Instagram









Namaste
Sat Nam
ॐ मणि पद्मे हूँ







No hay comentarios:

Publicar un comentario