Sé
que en muchos de los posts os he comentado que el yoga me ha cambiado
la vida. Pero para los que no me conoceís muy bien, pues tampoco os
dice mucho mi cambio. Hoy os contaré mi testimonio.
De
pequeña era un trasto y cuenta mi madre que nunca me enfadaba, que
siempre estaba feliz, contenta y con una sonrisa (aunque también era
de lágrima fácil) Después llega la temida adolescencia con sus mil
cambios y se ve que la felicidad y las risas fueron tornándose un
poco grises (típico adolescente que piensa que su vida es un
dramón).
En
fin, vas aprendiendo de tus errores, de tus subidas y bajadas y te
vas moldeando. He pasado por infinidad de facetas (como todos) pero
en resumen os diré que considero que tuve una infancia feliz y una
adolescencia también feliz. Siempre he sido un poco miedosa y se ve
que con los años los miedos iban creciendo junto conmigo.
Llegó
un momento en el que no salía sola a la calle, porque simplemente no
me sentía cómoda y prefería esperar a que alguien me acompañara,
de hecho tenía por norma no salir cuando el sol estaba bajo y nunca
iba por caminos nuevos o poco transitados. Vamos que era una rarita
de cuidado. Y de conducir, ya ni hablemos (tengo que decir que
conduzco desde los 18 años) me daba mucho miedo y hasta me dolía la
tripa si por alguna cosa tenia que conducir.
Empecé
a correr y como no conocía a nadie en mi entorno con quien pudiese
ir, decidí ir con mi perro y siempre con la luz del sol y a horarios
donde supiera que había gente. Y ahí empezó un poco el cambio; fui
cogiendo un poco de confianza conmigo misma y hasta disfrutaba
conocer rutas nuevas mientras corría. Sumé el yoga a la ecuación y
ya quedaba de vez en cuando con amigas para cenar juntas. Y ya
conducía sin tanto rollo, aunque aún me ponía un poco nerviosa.
Después
vienen las mudanzas, los sitios nuevos y abandoné temporalmente la
práctica de yoga y el running. Y volvieron poco a poco mis rarezas,
dejé de salir sola, ya no conducía y los cambios me empezaban a
poner de mal humor.
Hasta
que un día, decidí coger al toro por los cuernos y tratar de
hacerme amiga de mis miedo y ver que no pasaba nada. Con ayuda de mi
entorno cercano fui saliendo poco a poco. Conducía un poco más,
salía de vez en cuando y hasta llegué a querer hacer cambios
importantes en mi vida.
Este
año, ha sido el año en el que todo cambió. Con una actitud activa,
el yoga (con práctica diaria) y viviendo una filosofía
yóguica-budista , soy yo de verdad. He vuelto a ser una niña
pequeña, me he aceptado y liberado. Ahora conduzco sin problemas, me
voy a lugares desconocidos con gente desconocida, duermo al raso, doy
paseos nocturnos y disfruto cada momento de mi vida. No tengo una
vida llena de desafíos como cazar dragones o descubrir tesoros, sino
más bien tranquila, disfrutando de momentos de silencio y otros
momentos de aventuras, pero sobretodo siendo una disfrutona y siempre
siempre viendo el lado bueno o positivo de la vida.
Al
final la vida son dos días, así que hay que disfrutar y ser felices
sin hacer daño a nadie. #SéTuMejorVersión #SéTúMismo
Sat
Nam.
No hay comentarios:
Publicar un comentario